Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: "Excursión a Quilmes", o: "Frank Sinatra". Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: "No vayas a lastimarte", y también: "Cuidado con los escalones".Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras que en las de los cronopios hay gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempres de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.¿Cómo conservan ustedes sus recuerdos? Yo solía ser un poco como los famas. Guardaba mis recuerdos físicos y mentales con pelos y señales, los envolvía en plásticos, los ordenaba en cajas, los clasificaba según su tipo. Después vino aquella hoguera de autosanación, de borrón y cuenta nueva que arrasó con todo. Ahora mis recuerdos se limitan a miles de bytes almacenados en una computadora y en un sólo CD. Aún no dejo, debo confesar, que corran desnudos por la casa, gritando y haciendo alaraca.... ya demasiado ruido hay en este barrio repleto de cronopios.
Jorge Luis Borges
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